Entre los grandes dramaturgos del siglo XIX y el siglo XX debe situarse, sin dudas, al gran George Bernard Shaw quien, como poca gente recuerda, no solo gano el premio Nobel de literatura sino que escribio alguna de las mejores obras de todos los tiempos.
La habilidad de Shaw fue darse cuenta que su talento no estaba en escribir novelas como él creia (escribio ocho antes de convertirse primero en criticos y luego en autor teatral) sino en el drama, pero un drama muy particular porque, mas alla de sus intenciones comerciales, su objetivo era lograr hacer popular las ideas fabianas.
¿Cuales eran esas ideas? Simplemente que, por ejemplo, las mujeres tenian derecho a ganar tanto como los hombres y podian, frente a todos los prejuicios de la epoca, hacer realidad su destino sin necesidad de casarse para ello. Esto queda patente en la clasica "Profesion de la señora Warren".
Como en su momento, la obra de Shaw sirve para demostrarnos que todos podemos elegir nuestro destino, que nada esta escrito ni mucho menos definido, que somos libres para hacer lo que querramos.
¿Porque, entonces, cuando tenemos que elegir que hacer nos decantamos inevitablemente por empleos mediocres, aburridos, predecibles, que parecen fotocopiados unos de los otros, donde es simple saber que haremos mañana porque sera practicamente lo mismo que ayer y no diferira demasiado de lo que hagamos mañana?
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