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Existe una leyenda, una leyenda muy notable tanto en España como en Latinomerica (especialmente en México) que dice que los hombres bien hombres tardan en casarse. Esta leyenda puede ser no tan cierta como se cree porque Pancho Villa, el famoso revolucionario, se caso veintitres veces... nada menos.
Sin embargo, lo cierto es que hoy por hoy, y aun respetando al buen y querido Villa, los hombres tardan en casarse, y tardan en casarse porque, aunque no lo reconozcan, tienen miedo. Si, esa pequeña pero tan fuerte palabrita: miedo.
Miedo a que, se preguntara usted, especialmente si es mujer y esta leyendo esto, tienen miedo a perder su libertad, miedo a que, una vez casados, no puedan hacer todo lo que hacian de solteros. Pero, lo cierto es que, aunque den mil vueltas, casi todos los hombres terminan dando el buen o el mal paso (eso depende segun como se mire, como todo, ¿no?).
Y cuando el hombre finalmente da el tan ansiado si comienzan los tramites para organizar la boda de manera que nada salga mal. Sin embargo, a pesar del tiempo que se dedique a este tema, hay otro detalle que suele dejarse pasar y al que debe prestarse importancia. ¿Como llegaran los novios a la iglesia? ¿De que manera causaran una impresion favorable a invitados, parientes y curiosos que esperan, impacientes?
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